estilo de vida saludable

Cómo adoptar un estilo de vida saludable y no morir en el intento

Adoptar un estilo de vida saludable no es fácil, pero tampoco tan difícil como algunos piensan. Lo único realmente importante es que quieras hacerlo y que estés dispuesta a realizar algunos pequeños sacrificios, a cambio de grandes beneficios.
Un estilo de vida saludable hace que te sientas y te veas mejor. No solo puedes llegar a tener un cuerpo espléndido, una piel fabulosa y un aspecto muy atractivo, sino que además (y esto es lo más importante) tendrás mejor salud física y mental. ¿Cómo comenzar? Sigue estos consejos.

Decídete

Una buena manera de motivarte es comenzar mirándote al espejo, sin temor. Quítate la ropa y observa tu cuerpo de una forma crítica, pero sin fustigarte. Simplemente, identifica todo aquello que no está en su lugar, o que podría estar mejor. Después, toma la decisión de trabajar para verte y sentirte mejor. Si no tienes una convicción muy fuerte, no vas a lograrlo, porque este proceso es largo y vas a necesitar mucha determinación.

Un filtro a la despensa

Despensa

Para tener un estilo de vida saludable, lo primero que debes hacer es retirar todas las tentaciones de tu despensa y de la nevera. Seamos francos: no es fácil renunciar a esos pequeños placeres. La voluntad tiene un alcance limitado y vas a tener muchos momentos de debilidad. Así que lo mejor es quitar de tu vista todos esos alimentos que te sacan de tu dieta.

Identifica tus obstáculos

Una buena manera de mentalizarte para adoptar un estilo de vida saludable es definiendo unas metas claras. Primero que todo, toma una libreta y escribe allí una lista de todas esas conductas que te impiden avanzar. Por ejemplo, “Siempre quiero comer algo dulce después del almuerzo”; o “siento la necesidad de comer helados los domingos”. No importa si te parece una tontería: anótalo de todos modos. Así tendrás conciencia de todo aquello que te detiene.

Ir al supermercado

Una vez que tengas libre tu nevera y tu alacena de tentaciones peligrosas, lo que sigue es ir al supermercado y comprar comida saludable. Llena el carrito de frutas, verduras, cereales integrales, proteínas animales magras, tubérculos, en fin… Lo único que no debes llevar son los alimentos procesados. 

Es importante que compres vegetales de todo tipo. Son una gran fuente de vitaminas y minerales, con la ventaja de que no incrementan el peso y, en cambio, te mantienen con buena salud. Algunos de los más nutritivos son el brócoli, los espárragos y el zucchini. 

Toma en cuenta que una alimentación balanceada requiere de proteínas, carbohidratos y grasas saludables. Enseguida vamos a ampliar un poco más el tema.

Entendiendo los carbohidratos y las grasas

Tipos de Barriga y Cómo Eliminarla

Los carbohidratos son necesarios. No es cierto que deban eliminarse de la dieta. Estos alimentos son una gran fuente de energía y por eso nunca se deben suprimir. Lo único que debes tener presente es que no puedes consumirlos en exceso. 

Hay carbohidratos complejos y simples. Los primeros deben consumirse antes de realizar actividad física, y los segundos después de realizar actividad física. Los primeros aportan más energía y se digieren más lentamente que los segundos.

Dentro de los carbohidratos complejos están: arroz integral, pasta integral, quinoa, avena, pan integral, arepa de maíz y todo tipo de harinas integrales. Los carbohidratos simples incluyen alimentos como plátano, papa dulce, batata, frutas, galletas integrales, jugos, etc.

Las grasas buenas son aquellas que no elevan los niveles de colesterol. Dentro de este grupo hay alimentos como aguacate, nueces, almendras, maní, pistachos, aceite de oliva y mantequillas vegetales.

El plan de alimentación

En un estilo de vida saludable es fundamental el plan de alimentación. Primero que todo, toma en cuenta que los horarios son fundamentales. No puedes comer cada vez que te dé hambre, sino que tienes que establecer unos horarios fijos y respetarlos. 

Ahora bien, lo indicado es que comas varias veces al día, dejando no menos de dos horas entre comida y comida, y no más de cuatro horas. Promediando, lo ideal es que ingieras algo cada tres horas. ¿Por qué? Porque es la mejor manera de mantener activo el metabolismo todo el tiempo.

Como ves, lo más aconsejable es que tomes de cinco a seis comidas al día. No es fácil cambiar la rutina a la que estás acostumbrada y por eso lo mejor es que vayas paso a paso. Primero, toma cuatro comidas; después cinco y finalmente seis. No te presiones: hazlo fácil para ti.  

Como vas a comer más veces, también las porciones deben ser más pequeñas. Distribuye lo que comes normalmente en un día, en varias porciones, pero no aumentes tu ingesta diaria. 

Comienza con pequeñas metas

En la vida muchas veces son más importantes las pequeñas acciones, que las grandes hazañas. Así que comienza poco a poco. Si te fijas objetivos muy ambiciosos, corres el riesgo de sobrecargarte y abandonar tu objetivo más temprano que tarde. 

Inicia tu estilo de vida saludable con dos metas semanales. Por ejemplo: dejar las harinas y los azúcares. A la semana siguiente puedes incluir un nuevo propósito, como comer más vegetales. No te exijas algo que no puedas dar.

Actividad física: un paso fundamental

Es muy importante que agregues la actividad física a tu rutina habitual. Lo fundamental es hacer ejercicios de fuerza y cardiovasculares. Las actividades de fuerza mejoran tu metabolismo y además te ayudan a fortalecer tu masa muscular. Las actividades cardiovasculares te permiten quemar calorías y grasa. 

Toma en cuenta que la dieta y el ejercicio son dos temas que siempre van de la mano. Por lo tanto, cuando realices una actividad física más intensa, aumenta un poco el consumo de carbohidratos. En cambio, si vas a hacer poco ejercicio, disminuye las porciones de ese tipo de alimentos.

La fórmula DDC

Debes tener en mente la fórmula ganadora: DDC. Se refiere a las tres palabras clave: disciplina, dedicación y constancia. No vas a lograr cambios de la noche a la mañana, sino que estos van a ser fruto de tu perseverancia. Los efectos positivos de un estilo de vida saludable se ven, aproximadamente, 12 semanas después de haber iniciado con una rutina adecuada de dieta y ejercicio. Tu reto es mantenerte.

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